Algarín: Entre el ver y el pensar
Fernando Martín Martín
DR. DE ARTE CONTEMPORÁNEO
UNIVERSIDAD DE SEVILLA
1999DR. DE ARTE CONTEMPORÁNEO
UNIVERSIDAD DE SEVILLA
Existen muchas modalidades de expresión, tantas como estados de ánimo siente el hombre ante el plural y complejo espectáculo brindado por la vida cotidiana. La observación es en este caso una muy buena cualidad para el artista que la posee, el cual escruta lo que acontece a su alrededor convirtiendo su experiencia en relato pintado.
La trayectoria de Ignacio Algarín, se ratifica desde sus comienzos en una postura crítica, comprometida con la realidad del momento que le ha tocado vivir, apropiándose testimonios parciales de un contexto vital complejo que adquiere forma con una especial intensidad; de ahí su vehemente lenguaje expresionista, configurado desde una densa y agresiva pincelada evidenciada sobre todo en algunas de sus composiciones como las pertenecientes a la serie genéricamente titulada "En días como hoy…" Afirmación, declaración de un "climax" que tiene en la emblemática imagen primigenia de la postura fetal todo el valor de una confesión.
Concebida como una secuencia, la presencia del tema al que se le inscribe un calendario indicador, nos descubre la evolución de un sostenido desasosiego, un regreso a los lugares claves, ante la monotonía de unos días y un tiempo estéril. En ese diario íntimo el pintor combina , entrecruza, inclina, superpone, hace asomar, cubre y descubre un cuerpo recogido en sí mismo. Ensimismado en el silencio de un tiempo atrapado por la sucesión inmutable de los días, Algarín representa en una grafía numerológica, que a veces envuelve y aprisiona y otras advierte su presencia con simplicidad alegórica, su duda existencial: "En días como hoy …", "No levantarse…", "Días como bichos …","Todo sigue igual".
Plásticamente "el dietario" refleja bien la fuerza de la propuesta, pasando de la composición clara donde el cuerpo desnudo parece flotar en un espacio neutro, opaco, al envolvente torbellino para retornar a la soledad sin referencias. El enérgico tratamiento del trazo en los gruesos contornos de la figura, ahora se extienden a los fondos -"E.S.D.L.V"- abandonando su ascética monocromía del principio para hacerse más rico y contrastado el color.
El resto de la muestra la compone un conjunto de obras realizadas en técnicas mixtas que contrariamente a lo que podría creerse guardan una relación con lo anterior. La idea subyacente sigue siendo "el hombre" pero abordado de manera indirecta, esto es a través de imágenes solapadas en un sutil ejercicio de palimpsesto entre lo que podríamos denominar carnalidad y su esencial sustancia osea, en ocasiones aludida bajo simbólicas prótesis. Bien como infolios de un particular análisis ilustrado de anatomía descriptiva, bien de forma parcial sobre imágenes perfectamente identificables - rostros, disecciones de cabezas, arquitecturas con acotaciones escritas en rojo destacando sobre fondos de tonalidades azuladas y grises.
Algarín cultiva una línea de trabajo bastante común entre los artistas de su generación, me refiero a lo que el crítico francés Nicolás Bouriard llama certeramente "estética de relaciones" donde la convivencia de iconografías dispares establece diálogos paradójicos en pos de un discurso que posee en su sintaxis conceptos de lo equivoco, lo irónico o el valor de sugerencia. Siguiendo estas mismas pautas de interrelación, pero de un mayor barroquismo, se encuentra el lienzo titulado "Anunciación", fruto final de una indagación previa expresada en bocetos que constituye uno de los cuadros de mayor interés; obra caleidoscópica, esencia de una "Vanitas" laica, impregnada de un trágico sentimiento entre la denuncia y la ironía, donde el acento recae en la pintura -experiencia más que en la pintura-pensamiento, y todo desde la atalaya de un pintor de veintitrés años.
Al final, ante una pintura que se desvela como plataforma de ideas vividas o ensoñaciones del tiempo histórico, nos asalta el enigma y, situados en la distancia, optamos por contemplar en silencio su obra, sin pretender que la luz agote la sombra de la duda.
